34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo. Num. 14.
CADA DÍA.
De yom, una palabra traducida de diversas formas como "día", "muchos días" (Gén. 26: 8), "días" (Gén. 40: 4), "edad" (Gén. 18: 11), "cuándo" (Lev. 14: 57), "de antemano" (Deut. 31: 21), "un poco" (1 Sam. 9: 27), "años" (2 Sam. 13: 23), "siempre" (2 Rey. 17: 37), "larga vida" (Sal. 91: 16), "todos mis días" (Job 27: 6), "tiempo" (Prov. 25: 20) y "año"
(Exo. 13: 10).
Es obvio que yom era mucho más flexible en su significado que nuestra palabra "día". En el hebreo familiar, yamim, "días", con frecuencia se usaba para "año" (ver Exo. 13: 10; Lev. 25: 29; Núm. 9: 22; Jos. 13: 1; Juec. 11: 40; 17: 10; 21: 19; 1 Sam. 1: 3; 2: 19; 20: 6; 27: 7; 2 Sam. 14: 26; 1 Rey. 1: 1; 2 Crón. 21: 19; Amós 4: 4).
La palabra yom es una forma suavizada de 884 jom, "calor", de la raíz yajámm, "estar caliente" (ver com. Gén. 9: 2).
Cada día se decía que estaba compuesto de " tarde", la parte oscura o "fresca" del día (Gén. 1: 4, 5; 3: 8), y "mañana", la parte luminosa o "cálida" del día (Gén. 1: 4, 5; 18: 1).
De la misma manera, un año estaba compuesto del frío del invierno y del calor del verano (ver Gén. 8: 22).
De modo que, con respecto a sus ciclos de temperatura -una característica importante común a ambos -, se parecían mutuamente el día y el año.
En Gén. 8: 22, las diversas expresiones "la sementera y la siega", "el frío y el calor", "el verano y el invierno" y "el día y la noche" se usan en este sentido paralelo. Las primeras dos parejas son el producto, o resultado, de las últimas dos. En las dos primeras, el calor sigue al frío; en las dos últimas, el frío sigue al calor. Nótese especialmente el estricto paralelismo de las dos últimas parejas, donde el calor y el frío del año corren parejas con el calor y el frío del día.
DÍA Y AÑO
Aquí (Núm. 14: 34) aparece el primer uso de las palabras "día" y "año", juntas en un sentido correlativo, dentro de un marco profético. Los espías habían pasado 40 días escudriñando la tierra de Canaán y habían informado desfavorablemente en cuanto a las perspectivas de ocuparla. Al proceder así habían demostrado una falta de fe en las promesas de Dios y en su poder para cumplir esas promesas. Sin embargo, su informe fue aceptado por el pueblo (ver com. vers. 4). Como resultado de esta decisión, la nación fue sentenciada a 40 años de sufrimiento en el desierto.
Los 40 días literales se convirtieron así en una profecía de 40 años literales: un año de peregrinaje reparador en el desierto por cada día desprovisto de fe pasado recorriendo la tierra prometida.
QUE ÉSTE NO ES UN EJEMPLO AISLADO DEL USO DEL PRINCIPIO DEL DÍA AÑO EN LA PROFECÍA, resulta evidente por Eze. 4: 6, donde se aplica otra vez el mismo principio. Dios específicamente le dijo a Ezequiel: "Día por año te lo he dado", y al hacer eso confirmó el principio establecido en Núm. 14: 34.
CBA