sábado, 5 de mayo de 2018

19. ¿SERÁ POSIBLE ENTENDER PLENAMENTE, DEL PORQUE SE DIO EL PENTECOSTÉS?

EL PENTECOSTES DE HECHOS 2,
 FUE POR LO SIGUIENTE: 


1.- PARA MOSTRAR que el Ministerio de Jesús se había iniciado en los cielos: “La ascensión de Cristo al cielo fue la señal de que sus seguidores iban a recibir la bendición prometida.  Habían de esperarla antes de empezar a hacer su obra. 
 Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. 
“Alzaos… puertas eternas…y entrará le rey de gloria”…
Sal. 24:7-10. 

Tan pronto como esta ceremonia hubo 32 terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunicación del Cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa, había enviado el Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de que, como sacerdote y rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, y era el Ungido sobre su pueblo.  


2.- PARA PREDICAR a la vasta multitud en su propia lengua: 
 "El Espíritu Santo, asumiendo la forma de lenguas de fuego, descansó sobre los que estaban congregados. Esto era un emblema del don entonces concedido a los discípulos, que los habilitaba para hablar con facilidad idiomas antes desconocidos para ellos. 
La apariencia de fuego significaba el celo ferviente con que los apóstoles iban a trabajar, y el poder que iba a acompañar su obra. "Moraban entonces en Jerusalén Judíos, varones religiosos, de todas las naciones debajo del cielo." 

 Durante la dispersión, los judíos habían sido esparcidos a casi todos los lugares del mundo habitado, y en su destierro habían aprendido a hablar varios idiomas. 

Muchos de estos judíos estaban en esta ocasión en Jerusalén, asistiendo a las festividades religiosas que se celebraban. Toda lengua conocida estaba representada por la multitud reunida. Esta diversidad de idiomas hubiera representado un gran obstáculo para la proclamación del Evangelio; por lo tanto Dios suplió de una manera milagrosa la deficiencia de los apóstoles.

 El Espíritu Santo hizo por ellos lo que los discípulos no hubieran podido llevar a cabo en todo el curso de su vida. Ellos podían ahora proclamar las verdades del Evangelio extensamente, pues hablaban con corrección los idiomas de aquellos por quienes trabajaban. 

 "Este don milagroso era una evidencia poderosa para el mundo de que la 33 comisión de ellos llevaba el sello del cielo".
 Desde entonces en adelante, el habla de los discípulos fue pura, sencilla y correcta, ya hablaran en su idioma nativo o en idioma extranjero. 

"Y hecho este estruendo, juntóse la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son Galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos? Hechos 2:6-8.


 3.- PARA ROMPER EL PREJUICIO, de otra manera solo los argumentos de los apóstoles hubieran sido infructuosos. “Los argumentos de los apóstoles por sí solos, aunque claros y convincentes, no habrían eliminado el prejuicio que había resistido tanta evidencia. Pero el Espíritu Santo hizo penetrar los argumentos en los corazones con poder divino. Las palabras de los apóstoles eran como saetas agudas del Todopoderoso que convencían a los hombres de su terrible culpa por haber rechazado y crucificado al Señor de gloria”. 


 4.- PARA COSECHAR la siembra que Jesús había dejado. 
 “Y bajo la influencia del Espíritu, las palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos
 de alabanza por el perdón de los pecados… 
Las conversiones que se produjeron en el día de Pentecostés fueron el resultado de esa siembra, la cosecha de la obra de Cristo, que revelaba el poder de su enseñanza”.  


 5.- PARA CONCLUIR LA LECCIÓN DE CRISTO EN SU MINISTERIO TERRENAL dado a sus seguidores: 
“Bajo la instrucción de Cristo, los discípulos habían sido inducidos a sentir su necesidad del Espíritu. Bajo la enseñanza del Espíritu, recibieron la preparación final y salieron a emprender la obra de su vida. Ya no eran ignorantes y sin cultura. Ya no eran una colección de unidades independientes, ni elementos discordantes y antagónicos. Ya no estaban sus esperanzas cifradas en la grandeza mundanal. Eran "unánimes," "de un corazón y un alma." (Hech. 2: 46; 4: 32).

 Cristo llenaba sus pensamientos; su objeto era el adelantamiento de su reino. En mente y carácter habían llegado a ser como su Maestro, y los hombres "conocían que habían estado con Jesús." (Hech. 4: 13). El día de Pentecostés les trajo la iluminación celestial. Las verdades que no podían entender mientras Cristo estaba con ellos quedaron aclaradas ahora. Con una fe y una seguridad que nunca habían conocido antes, aceptaron las enseñanzas de la Palabra Sagrada. 

Ya no era más para ellos un asunto de fe el hecho de que Cristo era el Hijo de Dios. Sabían que, aunque vestido de la humanidad, era en verdad el Mesías, y contaban su experiencia al mundo con una confianza que llevaba consigo la convicción de que Dios estaba con ellos. Podían pronunciar el nombre de Jesús con seguridad; porque ¿no era él su Amigo y Hermano mayor? Puestos en comunión con Cristo, se sentaron con él en los lugares celestiales. 

¡Con qué ardiente lenguaje revestían sus ideas al testificar por él! Sus corazones estaban sobrecargados con una benevolencia tan plena, tan profunda, de tanto alcance, que los impelía a ir hasta los confines de la tierra, para testificar del poder de 38 Cristo. 

 Estaban llenos de un intenso anhelo de llevar adelante la obra que él había comenzado. Comprendían la grandeza de su deuda para con el cielo, y la responsabilidad de su obra. Fortalecidos por la dotación del Espíritu Santo, salieron llenos de celo a extender los triunfos de la cruz. El Espíritu los animaba y hablaba por ellos. 
 La paz de Cristo brillaba en sus rostros. Habían consagrado sus vidas a su servicio, y sus mismas facciones llevaban la evidencia de la entrega que habían hecho”. 

*Estas son las razones por la cuales se dio el Pentecostés, una fiesta ceremonial judía, que simbolizaba la cosecha de almas.
Que con el tiempo fue degenerando y cambiando su propósito inicial a saber, “la edificación de la iglesia”, para dar paso a algunos exhibicionismos, como la que cuestionó Pablo en la iglesia de Corinto, con el don de lenguas, y que hoy está muy extendido en el mundo carismático. Y que nada tiene que ver con su fin primario. EGW HAP. Ministerio Hno. Pio 

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