No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito. De palabra de
mentira te alejarás, y no matarás al inocente y al justo; porque yo no
justificaré al impío. Éxodo 23:6,7.
Cristo pronuncia un ay sobre todos
los que transgreden la ley de Dios.
Pronunció un ay sobre los doctores de la ley porque ejercían su poder para afligir a
los que los buscaban en procura de justicia.
Todas las terribles consecuencias del pecado recaerán sobre los que, aunque nominalmente miembros de iglesia, les parece poca cosa poner a un
lado la ley de Jehová y no hacer diferencia entre el bien y el mal.
En las
visiones que el Señor me ha dado, he visto a los que siguen sus
propias inclinaciones, tergiversan la verdad, oprimen a sus
hermanos y les crean dificultades. Ahora mismo se están desarrollando los
caracteres y los seres humanos están tomando decisiones, algunos en favor del Señor Jesucristo y otros en favor de Satanás y sus ángeles.
El Señor invita a todos los que son fieles y
obedientes a su ley a apartarse de los que se ponen de
parte del enemigo, y a no tener la menor relación con
ellos.
Frente a sus nombres está escrito: “TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto”.
Daniel 5:27...
Hay muchos
hombres y muchas mujeres que en apariencias son
moralmente sanos, pero que no son
cristianos.
Están
engañados con respecto a su opinión de lo que significa ser verdaderamente cristianos. Sus
caracteres están formados por una aleación que priva al oro de su
valor, y no pueden recibir el sello de la
aprobación divina. Habrá que rechazarlos como impuros, como metal sin valor.
No podemos perfeccionar un verdadero
carácter moral por nosotros mismos, pero podemos aceptar la justicia de Cristo.
Podemos participar de la naturaleza divina y huir de la
corrupción que existe en el mundo por causa de la concupiscencia.
Cristo nos ha
dejado un modelo perfecto de lo que debemos
llegar a ser como hijos e hijas de Dios. Cada Día con Dios, 220 (edición ACES). [175]