lunes, 5 de marzo de 2018

01. LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE.


“Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre”. 
Marcos 7: 15. 

 NADA HAY FUERA. 
Por lo general, los comentadores yerran en los vers. 15-23 aplicándolos al problema de las carnes limpias e inmundas, cuya diferencia se hace patente en Lev. 11. Es sumamente claro por el contexto que Jesús no estaba poniendo en duda, de ninguna manera, algún precepto del AT, sino que más bien estaba negando la validez de la tradición oral (ver com. Mar. 7: 3). 

En este caso específico trata de la tradición que afirmaba que el alimento comido con manos indebidamente lavadas (en un sentido ritual) se convertía en causa de impureza (ver com. vers. 2). Eran siempre y exclusivamente los "mandamientos de hombres" (vers. 7) contra los cuales protestaba Jesús, distinguiéndolos claramente del "mandamiento de Dios" (vers. 8) tal como se presenta en las Escrituras. 

APLICAR los vers. 15-23 al asunto de carnes limpias e inmundas es no tener en cuenta para nada el contexto. Si Jesús  en esta ocasión hubiese eliminado la distinción entre carnes limpias e inmundas, es obvio que posteriormente Pedro no hubiera reaccionado como lo hizo ante la idea de comer carnes inmundas. 

Pedro tenía hambre, y lo que su apetito lo impulsaba a hacer fue confirmado por una voz del cielo.  Pedro se negó a comer por causa de su conciencia; aún no había aprendido que la distinción entre judío y gentil había sido eliminada en Cristo (Gál. 3: 28-29).  Y es evidente que Pedro no lo aprendió plenamente ni aun después de esta visión, pues más tarde en Antioquía procedió hipócritamente, y Pablo tuvo que reprenderlo en forma pública 
(Gál. 2:9-21)”.
 (Ver com. Hech. 10: 9-18, 34; 11: 5-18). 

 Debiera destacarse que el problema que se debatía entre Jesús y los fariseos no tenía nada que ver con la clase de alimento que se iba a comer, sino solamente con la forma en que se debía comer, ya fuera con el lavamiento ritual de las manos o sin él (ver com. vers. 2-3). Según los reglamentos judaicos, aun la carne declarada limpia en Lev. 11 podría ser considerada inmunda debido a algún contacto con personas inmundas (ver com. Mar. 6: 43). 

LO QUE SALE. 
En los vers. 21-23 hay una lista de las cosas a las que se refiere Jesús. Aquí Cristo afirma que la contaminación moral provocada por quebrantar "el mandamiento de Dios" es de una consecuencia mucho mayor que la contaminación ritual, de un modo especial cuando esta última se basaba exclusivamente en la "tradición de los hombres" (ver com. vers. 7-8). Jesús dice que la contaminación del alma es un asunto mucho más grave que la contaminación ritual del cuerpo, ocasionada por contacto con personas o cosas que eran ceremonialmente inmundas.

 LO QUE CONTAMINA. 
Cf. vers. 21-23. Aun en el AT Dios afirma específicamente que no le agradan las meras formas de culto ritual (Isa. 1: 11-13; Miq. 6: 6-8) practicadas como un fin en sí mismas. CBA  MHP

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