Mat. 9:9-13.
Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y
conocimiento de Dios más que holocaustos. (Ose. 6:6).
El llamamiento de Mateo al discipulado excitó gran
indignación. Que un maestro religioso erigiese a un publicano como uno de sus
acompañantes inmediatos, era una ofensa contra las costumbres religiosas,
sociales y nacionales (DTG, pág. 239).
En su agradecida humildad, Mateo deseaba mostrar su
aprecio por el honor que se le había concedido; y, reuniendo a los que habían
sido sus asociados en los negocios, en el placer y en el pecado, hizo una gran
fiesta para el Salvador.
Si Jesús lo llamaba a pesar de ser tan pecador e
indigno, seguramente aceptaría a sus anteriores compañeros quienes, según
pensaba Mateo, eran mucho más merecedores que él. Mateo tenía un gran anhelo de
que ellos compartiesen los beneficios de la misericordia y gracia de Cristo. Deseaba
que ellos supiesen que Cristo no. . . despreciaba ni odiaba a los publicanos y
pecadores. Quería que ellos conocieran a Cristo como el bendito Salvador. . .
Jesús nunca rehusaba una invitación a tales
fiestas. El objeto que estaba siempre delante de él era sembrar en el corazón
de sus oyentes las semillas de la verdad y mediante su conversación persuasiva
atraer los corazones a sí. En cada uno de sus actos Cristo tenía un propósito y
la lección que dio en esta ocasión fue oportuna y apropiada. Mediante ese acto
declaraba que aun los publicanos y pecadores no estaban excluidos de su
presencia. . .
Los fariseos vieron a Cristo visitando a los
publicanos y pecadores y comiendo con ellos. . . Esos hombres que pretendían
ser justos, que no sentían necesidad de ayuda, no podían apreciar la obra de
Cristo. Se colocaban donde no podían aceptar la salvación que había venido a
traer. Ellos no acudían a él para poder tener vida. Los pobres publicanos y
pecadores sentían su necesidad y aceptaban la instrucción y la ayuda que sabían
que Cristo podía darles (Signs of the Times, 23-6-1898).
Para Mateo mismo, el ejemplo de Jesús en el banquete
fue una constante lección. El publicano despreciado vino a ser uno de los
evangelistas más consagrados, y en su propio ministerio siguió muy de cerca las
pisadas del Maestro (DTG, pág. 240). 285
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
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