Gén 5: 2-25.
Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. (Gén. 5: 24).
Las Escrituras dicen que Enoc caminó con Dios trescientos años. Durante ese largo tiempo estuvo en comunión con él. . . Él estuvo en comunión con Dios porque le deleitaba. . . y amaba la compañía de Dios (Manuscrito 169, año 1887).
Enoc tenía un notable carácter. Muchos miran a su vida como a algo que está por encima de lo que la generalidad de los mortales pueda alcanzar alguna vez. Pero la vida y el carácter de Enoc. representan lo que deben ser la vida y el carácter de todos aquellos que, como Enoc, sean dignos de ser trasladados cuando Cristo regrese. Su vida fue lo que debe ser la vida de cada individuo si se relaciona íntimamente con Dios.
Debemos recordar que Enoc estuvo rodeado por influencias tan depravadas que Dios trajo un diluvio de aguas para destruir a los habitantes del mundo a causa de su corrupción (Signs of the Times, 30-10-1879).
Estamos viviendo en una era de iniquidad. Los peligros de los últimos días aumentan a nuestro alrededor. Porque la iniquidad abunda, la caridad de muchos se enfría. . .
El caso de Enoc está delante de nosotros. . . Vivió en una edad corrupta, cuando la contaminación moral abundaba a su alrededor; sin embargo disciplinó su mente para la devoción, para amar la pureza. Su conversación trataba de las cosas celestiales. Educó su mente para que se espaciara en esas cosas y llevó el sello de lo divino. Su semblante estaba iluminado con la luz que brilla en el rostro de Jesús.
Enoc tuvo tentaciones como nosotros. Estaba rodeado por una sociedad tan poco amiga de la justicia como la que nos rodea a nosotros. La atmósfera que respiraba, como la nuestra, estaba manchada por el pecado y la corrupción, sin embargo vivió una vida de santidad. Se mantuvo limpio de los pecados que prevalecían en la época en que vivió. Así nosotros podemos mantenernos puros e incontaminados.
Era un representante de los santos que viven entre los peligros y corrupciones de los últimos días. Fue trasladado a causa de su fiel obediencia a Dios. De esa forma, también, los fieles que estén vivos y habrán quedado, serán trasladados. Serán llevados de un mundo pecador y corrupto a los puros goces del cielo (Testimonies, tomo 2, págs. 121, 122). 30
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