Hech. 12:25; 13:13; 15:36-41.
Toma a Marcos y tráele contigo,
porque me es útil para el ministerio. (2 Tim. 4:11).
La madre de Marcos se había
convertido a la religión cristiana, y su casa en Jerusalén era un asilo para
los discípulos. . . Marcos propuso a Pablo y Bernabé acompañarlos en su viaje
misionero. Sentía la gracia de Dios en su corazón, y anhelaba dedicarse
enteramente a la obra del ministerio evangélico. . .
Su camino era penoso; afrontaban
adversidades y privaciones, y estaban acosados por peligros por doquiera. . .
Pero Pablo y Bernabé habían aprendido a confiar en el poder libertador de Dios.
Sus corazones estaban llenos de ferviente amor por las almas que perecían.
Como fieles pastores que buscaban
las ovejas perdidas, no pensaban en su propia comodidad y conveniencia. Olvidándose
de sí mismos, no vacilaban frente al cansancio, el hambre y el frío. No tenían
sino un objeto en vista: la salvación de aquellos que se habían apartado lejos
del redil. . .
Marcos, abrumado por
el temor y el desaliento, vaciló por un tiempo en su propósito de entregarse de
todo corazón a la obra del Señor. No acostumbrado a las penurias, se desalentó
por los peligros y las privaciones del camino. . . Tenía todavía que aprender a
arrostrar el peligro, la persecución y la adversidad con corazón valiente. Al
avanzar los apóstoles, y al sentir la aprensión de dificultades aún mayores,
Marcos se intimidó, y perdiendo todo valor, se negó a avanzar, y volvió a
Jerusalén.
Esta deserción indujo a Pablo a
juzgar desfavorable y aun severamente por un tiempo a Marcos. Bernabé, por otro
lado, se inclinaba a excusarlo por causa de su inexperiencia. Anhelaba que
Marcos no abandonase el ministerio, porque veía en él cualidades que le
habilitarían para ser un obrero útil para Cristo.
En años ulteriores su solicitud
por Marcos fue ricamente recompensada, porque el joven se entregó sin reservas
al Señor y a la obra de predicar el mensaje evangélico en campos difíciles. Bajo
la bendición de Dios y la sabia enseñanza de Bernabé, se transformó en un
valioso obrero. Pablo se reconcilió más tarde con Marcos, y le recibió como su
colaborador (Los Hechos de los Apóstoles, págs. 135, 137, 138). 349
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuPpX6vP-uxa30H1-0TyxIr
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