lunes, 28 de junio de 2021

28. “MAS QUE DINERO” (EL TEMPLO) VI. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Crón. 29: 1-14.

Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente. (1 Crón. 29: 9).

Desde los mismos comienzos del reinado de David, uno de sus planes favoritos había sido el de erigir un templo a Jehová. A pesar de que no se le había permitido llevar a cabo este propósito, no había dejado de manifestar celo y fervor por esa idea. Había suplido una gran abundancia de los materiales más costosos: oro, plata, piedras de ónix y de distintos colores; mármol y las maderas más preciosas. Y ahora estos tesoros de valor incalculable, reunidos por David, debían ser entregados a otros; pues otras manos que las suyas iban a construir la casa para el arca, símbolo de la presencia de Dios.

Viendo que su fin se acercaba, el rey hizo llamar a los príncipes de Israel y a hombres representativos de todas las partes del reino, para que recibieran este legado en calidad de depositarios. Deseaba hacerles su última recomendación antes de morir y obtener su acuerdo y su apoyo en favor de esta gran obra que había de llevarse a cabo. . .

Y preguntó a la congregación que había traído sus ofrendas voluntarias: "¿Quién quiere hacer hoy ofrenda a Jehová?" La asamblea respondió con buena voluntad. . .

Con el interés más profundo el rey había reunido aquellos preciosos materiales para la construcción y para el embellecimiento del templo. Había compuesto los himnos gloriosos que en los años venideros habrían de resonar por sus atrios. Ahora su corazón se regocijaba en Dios, al ver cómo los principales de los padres y los caudillos de Israel responden tan noblemente a su solicitud, y se ofrecían para llevar a cabo la obra importante que les esperaba. . .

Todo lo que el hombre recibe de la bondad de Dios sigue perteneciendo al Señor. Todo lo que Dios ha otorgado, en las cosas valiosas y bellas de la tierra, ha sido puesto en las manos de los hombres para probarlos, para sondear la profundidad de su amor hacia él y del aprecio en que tienen sus favores. 

Ya se trate de tesoros o de dones del intelecto, han de depositarse como ofrenda voluntaria a los pies de Jesús y el dador ha de decir como David: "Todo es tuyo, y lo recibido de tu mano te damos" (Patriarcas y Profetas, págs. 812-814, 816). 186

AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVv0TqLpoxs-QMolo4klb4mZ


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