1 Sam. 28: 3-25.
Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim,
ni por profetas. (1 Sam. 28:6).
Nunca se apartó el Señor de un alma que acudiera a
él con sinceridad y humildad. ¿Por qué dejó a Saúl sin contestación? Por sus
propios actos, el rey había desechado los beneficios de todos los métodos de
interrogar a Dios. Había rechazado el consejo de Samuel el profeta; había
desterrado a David, el escogido de Dios; había dado muerte a los sacerdotes de
Jehová. . . Habiendo ahuyentado por sus pasados al Espíritu de gracia, ¿podía
acaso recibir contestación del Señor mediante sueños y revelaciones? Saúl no se
volvió a Dios con humildad y arrepentimiento. Lo que él buscaba no era el
perdón de su pecado ni la reconciliación con Dios, sino que se le librara de
sus enemigos. Por su propia obstinación y rebelión, se había separado de Dios. No
podía retornar a él sino por medio del arrepentimiento y de la contrición; pero
el monarca orgulloso, en su angustia y desesperación, decidió solicitar ayuda
de otra fuente. . . Se le dijo al rey que una mujer que tenía espíritu de
adivinación vivía oculta en Endor. . . Disfrazándose, Saúl salió protegido por
las sombras de la noche con sólo dos acompañantes, para buscar el retiro de la
pitonisa. . .
¡Cuán terrible es la servidumbre del que se entrega
al dominio del peor de los tiranos, a saber, él mismo! La confianza en Dios, y
la obediencia a su voluntad, eran las únicas condiciones bajo las cuales Saúl
podía ser rey de Israel. Si hubiera cumplido con estas condiciones durante todo
su reinado, su reino habría estado seguro; Dios habría sido su guía, el
Omnipotente su escudo. Dios había soportado mucho tiempo a Saúl; y aunque su
rebelión y su obstinación casi habían acallado la voz divina en su alma, aún
tenía oportunidad de arrepentirse. Pero cuando en su peligro se apartó de Dios
para obtener luz de una aliada de Satanás, cortó el último vínculo que le ataba
a su Creador. . .
Al consultar aquel espíritu de las tinieblas, Saúl
se había destruido. Oprimido por los
horrores de la desesperación, le iba a resultar imposible inspirar ánimo a su
ejército. Separado de la Fuente de fortaleza, no podía dirigir la mente de
Israel para que buscara y mirara a Dios como su ayudador. De esta manera la
predicción del mal iba a labrar su propio cumplimiento. (Patriarcas y Profetas,
págs. 732, 733, 736). 172
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuozPJtDXwpVnSKXr1hJGB-
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