Núm. 13: 30-14: 10.
Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque
más podremos nosotros que ellos. (Núm. 13: 30).
Fue la fe de Caleb en Dios la que le infundió
valor, la que. . . le permitió ponerse firme y resueltamente de parte de la
verdad. De la misma fuente excelsa, el poderoso General de los ejércitos del
cielo, todo verdadero soldado de la cruz de Cristo debiera recibir fuerza y
valor para vencer los obstáculos que frecuentemente parecen insalvables. . .
Los que quieran cumplir su deber deben estar listos para hablar las palabras
que Dios les indica, y no palabras de duda, desaliento y desesperación
(Testimonies, tomo 5, pág. 378).
Mientras los que dudan hablan de imposibilidades,
mientras tiemblan ante el pensamiento de altos muros y fuertes gigantes, que
los fieles Calebs, que tienen "otro espíritu", pasen al frente. La
verdad de Dios, que trae salvación, se anunciará a la gente si los ministros y
creyentes profesos no ponen una valla en su camino, como lo hicieron los espías
desleales (Id., pág. 380).
En esta obra deben emplearse agentes humanos. Deben
intensificarse el celo y la energía; los talentos que se están herrumbrando a
causa de la inacción deben ser usados con poder en el servicio. La voz que
dice: "Espera, no permitas que te impongan cargas", es la voz de los
espías cobardes. Hacen falta Calebs que se apresuren a pasar al frente, jefes
en Israel que con palabras valientes presenten un informe enérgico a favor de
la acción inmediata. Cuando el pueblo egoísta, amante de lo fácil, presa de
pánico, temeroso de altos gigantes y de muros inaccesibles, clame por la
retirada, que la voz de los Calebs se escuche, aun cuando los cobardes
permanezcan con sus piedras en las manos, listos a derribarlos por su fiel
testimonio (Id., págs. 378-383).
Se llama a los fieles Calebs en un momento cuando
los incrédulos desprecian la Palabra de Dios. Entonces es cuando han de
permanecer firmes en el puesto del deber, sin ostentación y sin vacilar a causa
de los vituperios. Los espías incrédulos estaban listos para destruir a Caleb.
Este vio las piedras en las manos de los que habían llevado un informe falso,
pero no se atemorizó; tenía un mensaje y lo daría. Aquellos que hoy son fieles
a Dios manifestarán ese mismo espíritu (Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 423).
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AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuUCOpUfXzaq8n4wQXmyR80
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