Exo. 15.
Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi
salvación. Este es mi Dios y lo alabaré; Dios de mi padre y lo enalteceré. (Exo.
15: 2).
Una sola noche les había traído completa liberación
del más terrible peligro. Aquella vasta y desamparada muchedumbre de esclavos
no acostumbrados a la batalla, de mujeres, niños y ganado, que tenían el mar
frente a ellos y los poderosos ejércitos de Egipto a sus espaldas, habían visto
una senda abierta a través de las aguas, y sus enemigos derrotados en el momento
en que esperaban el triunfo. Jehová solo los había libertado, y a él, elevaron
con fervor sus corazones agradecidos. Sus emociones encontraron expresión en
cantos de alabanza. El Espíritu de Dios se posó sobre Moisés, el cual dirigió
al pueblo en un triunfante himno de acción de gracias, el más antiguo y uno de
los más sublimes que el hombre conoce. . .
Ese canto no pertenece sólo al pueblo judío. Indica
la futura destrucción de todos los enemigos de la justicia, y señala la victoria
final del Israel de Dios. El profeta de Patmos vio la multitud vestida de
blanco, "los que habían alcanzado la victoria", que estaban sobre
"un mar de vidrio mezclado con fuego", "teniendo las arpas de
Dios". "Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico
del Cordero" (Apoc. 15: 2, 3) . . .
Al libertar nuestras almas de la esclavitud del
pecado, Dios ha obrado para nosotros una liberación todavía mayor que la de los
hebreos ante el mar Rojo. Como la hueste hebrea, nosotros debemos alabar al
Señor con nuestro corazón, nuestra alma, y nuestra voz por "sus maravillas
para con los hijos de los hombres" (Sal. 107: 8). Los que meditan en las
grandes misericordias de Dios, y no olvidan sus dones menores, se llenan de
felicidad y cantan en sus corazones al Señor. Las bendiciones diarias que
recibimos de la mano de Dios, y sobre todo, la muerte de Jesús para poner la
felicidad y el cielo a nuestro alcance, debieran ser objeto de constante
gratitud. . .
Todos los habitantes del cielo se unen para alabar
a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo
cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes (Patriarcas y Profetas, págs.
292-294). 94
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuUCOpUfXzaq8n4wQXmyR80
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