Gén. 41: 1-43.
¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante
de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición. (Prov. 22:
29).
Desde el calabozo, José fue exaltado a la posición
de gobernante de toda la tierra de Egipto. Era un puesto honorable; sin
embargo, estaba lleno de dificultades y riesgos. Uno no puede ocupar un puesto
elevado sin exponerse al peligro.
Así como la tempestad deja incólume a la humilde
flor del valle mientras desarraiga al majestuoso árbol de la cumbre de la
montaña, así los que han mantenido su integridad en la vida humilde pueden ser
arrastrados al abismo por las tentaciones que acosan al éxito y al honor
mundanos. Pero el carácter de José soportó la prueba tanto de la adversidad
como de la prosperidad. Manifestó en el palacio de Faraón la misma fidelidad
hacia Dios que había demostrado en su celda de prisionero. Era aún extranjero
en tierra pagana, separado de su parentela que adoraba a Dios; pero creía plenamente
que la mano divina había guiado sus pasos, y confiando siempre en Dios, cumplía
fielmente los deberes de su puesto. Mediante José la atención del rey y de los
grandes de Egipto fue dirigida hacia el verdadero Dios; y a pesar de que
siguieron adhiriéndose a la idolatría, aprendieron a respetar los principios
revelados en la vida y el carácter del adorador de Jehová.
¿Cómo pudo José dar tal ejemplo de firmeza de carácter,
rectitud y sabiduría? En sus primeros años había seguido el deber antes que su
inclinación; y la integridad, la confianza sencilla y la disposición noble del
joven fructificaron en las acciones del hombre. Una vida sencilla y pura había
favorecido el desarrollo vigoroso de las facultades tanto físicas como
intelectuales. La comunión con Dios mediante sus obras y la contemplación de
las grandes verdades confiadas a los herederos de la fe habían elevado y
ennoblecido su naturaleza espiritual al ampliar y fortalecer su mente como
ningún otro estudio pudo haberlo hecho. La atención fiel al deber en toda
posición, desde la más baja hasta la más elevada, había educado todas sus
facultades para el más alto servicio. El que vive de acuerdo con la voluntad
del Creador adquiere con ello el desarrollo más positivo y noble de su carácter
(Patriarcas y Profetas, págs. 222, 223). 78
AUDIO:
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