2 Crón 20:22-30.
Y habido consejo con el Pueblo, puso a algunos
que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras
salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su
misericordia es para siempre. (2 Crón. 20:21).
Era una manera singular de ir a pelear contra
el ejército enemigo, eso de alabar a Jehová con cantos y ensalzar al Dios de
Israel. Tal era su canto de batalla. Poseían la hermosura de la santidad. Si
hoy se alabase más a Dios, aumentarían constantemente la esperanza, el valor y
la fe. ¿No fortalecería esto las manos de los soldados valientes que hoy defienden
la verdad? (Profetas y Reyes, pág. 149).
Alabaron a Dios por la victoria, y cuatro días
después el ejército regresó a Jerusalén cargado con los despojos de sus
enemigos, entonando alabanzas por la victoria obtenida (Hijos e Hijas de Dios,
pág. 201).
Cuando apreciemos más profundamente la
misericordia y la longanimidad de Dios, lo alabaremos más en lugar de
quejarnos. Hablaremos de la amante vigilancia del Señor, de la tierna compasión
del buen Pastor. El idioma del corazón no serán la murmuración y la queja
egoísta. La alabanza, como una corriente clara y que fluye, brotará de los
verdaderos creyentes en Dios. . .
¿Por qué no despertamos la voz del himno
espiritual en los días de nuestro peregrinaje?... Necesitamos estudiar la
Palabra de Dios, necesitamos meditar y orar. Entonces tendremos visión
espiritual para discernir los atrios interiores del templo celestial.
Percibiremos los acordes de acción de gracia entonados por el coro celestial alrededor
del trono. Cuando Sión se levante y resplandezca, su luz será más penetrante, y
se escucharán himnos de alabanza y gratitud en la asamblea de los santos. Las
pequeñas desilusiones y dificultades se perderán de vista (Id., pág. 200).
El Señor es nuestro ayudador... Nadie confió jamás en Dios. Nunca chasquea a quienes ponen su confianza en él. Si tan sólo hiciéramos la obra que el Señor quisiera que hiciésemos, siguiendo las pisadas de Jesús, nuestros corazones se convertirían en arpas sagradas, y cada uno de sus acordes emitiría alabanza y acción de gracias a Aquel que fue enviado por Dios a quitar el pecado del mundo.
(Sons and Daughters of God, pág. 198). 219
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVslpdBPUND-kYFOb-pwNJHN
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