1 Rey. 17:8-16.
Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has
dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la
ceniza, y tráemela; y después harás para ti y Para tu hijo. Porque Jehová Dios
de Israel ha dicho así: la harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la
vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la
tierra. (1 Rey. 17:13,14).
Esa mujer no era Israelita Nunca había gozado de
los privilegios y bendiciones que había disfrutado el pueblo escogido por Dios,
pero creía en el verdadero Dios, y había andado en toda la luz que resplandecía
sobre su senda. De modo que cuando no hubo seguridad para Elías en la tierra de
Israel, Dios le envió a aquella mujer para que hallase asilo en su casa . . .
En ese hogar azotado por la pobreza, el hambre
apremiaba; y la escasa pitanza parecía a punto de agotarse. la llegada de Elías
en el mismo día en que la viuda temía verse obligada a renunciar a la lucha
para sustentar su vida, probó hasta lo sumo la fe de ella en el poder del Dios
viviente para proveerle lo que necesitaba. Pero aun en su extrema necesidad,
reveló su fe cumpliendo la petición del forastero que solicitaba compartir con
ella su último bocado. . .
No podría haberse exigido mayor prueba de fe. Hasta
entonces la viuda había tratado a todos los forasteros con bondad y
generosidad. En ese momento, sin tener en cuenta los sufrimientos que pudiesen
resultar para ella y su hijo, y confiando en que el Dios de Israel supliría
todas sus necesidades, dio esta prueba suprema de hospitalidad. . .
La viuda de Sarepta compartió su poco alimento con Elías; y en pago, fue preservada su vida y la de su hijo.
Y a todos los que, en
tiempo de prueba y escasez, dan simpatía y ayuda a otros más menesterosos. Dios
ha prometido una gran bendición (Profetas y Reyes, págs. 94-96).
El Dios que cuidó de Elías en tiempo de hambre, no
pasará por alto a ninguno de sus hijos abnegados. El que ha contado los
cabellos de sus cabezas, lo cuidará, y en los días de hambre serán saciados. Mientras
los inicuos perezcan a su alrededor por falta de pan, su pan y su agua estarán
seguros (Testimonies, tomo 1, págs. 173, 174). 207
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVsnRK5QeFraHB292UJ6gxtG
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