Esd. 7, 8.
Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente
de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos
hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los
que le buscan; más su poder y su furor contra todos los que le abandonan. (Esd.
8:22).
La fe que tenía Esdras de que Dios haría una obra
poderosa en favor de su pueblo, le indujo a hablar a Artajerjes de su deseo de
volver a Jerusalén para despertar interés en el estudio de la Palabra de Dios y
ayudar a sus hermanos a reconstruir la santa ciudad. Cuando Esdras declaró su
perfecta confianza en el Dios de Israel como el que podía proteger y cuidar a
su pueblo, el rey se quedó profundamente impresionado. . . Hizo de él un
representante especial del reino medo-persa, y le confirió extensos poderes
para la ejecución de los propósitos que había en su corazón. . .
De manera que los hijos de la dispersión volvieron
a tener oportunidad de regresar a la tierra cuya posesión se vinculaba con las
promesas hechas a la casa de Israel. . .
Les esperaba un viaje que duraría varios meses. Los
hombres llevaban consigo a sus esposas y sus hijos, así como sus posesiones,
además de un gran tesoro para el templo y su servicio. Esdras sabía que en el
camino los acecharían enemigos listos para saquearlos y matarlos a él y a su
grupo; y sin embargo no solicitó al rey fuerza armada para su protección. . .
En este asunto, Esdras y sus compañeros vieron una oportunidad de ensalzar el
nombre de Dios delante de los paganos.
Quedaría fortalecida la fe en el poder del Dios viviente si los israelitas mismos revelaban una fe implícita en su Caudillo divino. Resolvieron por lo tanto poner toda su confianza en él. No quisieron pedir guardia de soldados, para no dar a los paganos ocasión de asignar a la fuerza del hombre la gloria que pertenece a Dios solo.
No podían correr el
riesgo de despertar en la mente de sus amigos paganos una duda en cuanto a la
sinceridad de su confianza en Dios como pueblo suyo. . . Serían protegidos tan
sólo por la observancia de la ley de Dios y por sus esfuerzos para acatarla. .
. "Ayunamos pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue
propicio" (Profetas y Reyes, págs. 448-450, 452, 453). 262
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVswLr4ZSa1m-evMmN8QvZQo
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