Neh. 4.
Nuestro Dios peleará por nosotros. (Neh. 4:20).
La reedificación de las defensas de Jerusalén no
progresó sin impedimentos. Satanás estaba obrando para incitar oposición y
desaliento. . . Pero los desafíos y el ridículo, la oposición y las amenazas no
parecían lograr otra cosa que inspirar en Nehemías una determinación más firme
e incitarle a una vigilancia aún mayor.
Reconocía los peligros que debía arrostrar en esta
guerra contra sus enemigos, pero su valor no se arredraba. Declara: "Entonces
oramos a nuestro Dios, y. . . pusimos guarda contra ellos de día y de noche. .
.".
Al lado de Nehemías había un hombre con trompeta, y
en diferentes partes de la muralla se hallaban sacerdotes con las trompetas
sagradas. El pueblo estaba dispersado en sus labores; pero al acercarse el
peligro a cualquier punto, los trabajadores oían la indicación de juntarse allí
sin dilación. "Nosotros pues trabajábamos en la obra -dice Nehemías-; y la
mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta salir las
estrellas". . .
Nehemías y sus compañeros no rehuían las penurias
ni los servicios arduos. Ni siquiera durante los cortos plazos dedicados al
sueño, de día ni de noche se sacaban la ropa ni deponían su armadura.
La oposición y otras cosas desalentadoras que en
los tiempos de Nehemías los constructores sufrieron de parte de sus enemigos
abiertos y de los que se decían amigos suyos, es una figura de lo que
experimentarán en nuestro tiempo los que trabajan para Dios.
Los cristianos son probados, no sólo por la ira, el
desprecio y la crueldad de sus enemigos, sino por la indolencia,
inconsecuencia, tibieza y traición de los que se dicen sus amigos y ayudadores.
. .
Para lograr sus propósitos, Satanás se vale de todo
elemento no consagrado. Entre los que profesan apoyar la causa de Dios, hay
quienes se unen con sus enemigos y así exponen su causa a los ataques de sus
más acerbos adversarios.
Aun los que desean ver prosperar la obra de Dios
debilitan las manos de sus siervos oyendo, difundiendo y creyendo a medias las
calumnias, jactancias y amenazas de sus adversarios. . . La respuesta que la fe
dará hoy será la misma que dio Nehemías: "Nuestro Dios peleará por
nosotros"; porque Dios se encarga de la obra y nadie puede impedir que
ésta alcance el éxito final (Profetas y Reyes, págs. 473-476). 267
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVswLr4ZSa1m-evMmN8QvZQo
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