Gén. 11: 1-9.
Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. (Gén. 11: 8).
Los moradores de la llanura de Sinar establecieron su reino para su exaltación propia, no para la gloria de Dios. Si hubieran tenido éxito, hubiera nacido un imperio poderoso, que, proscribiendo la justicia, inauguraría una nueva religión. El mundo se hubiera desmoralizado... Pero Dios nunca deja al mundo sin testigos suyos. En esa época había hombres que se humillaban ante Dios y oraban a él. "Oh, Señor", rogaban, "interpónte entre tu causa y los planes y métodos del hombre" (Testimonies, tomo 8, págs. 213, 214).
Adelantada la construcción de la torre, parte de ella fue habitada por los edificadores. Otras secciones, magníficamente amuebladas y adornadas, las destinaron a sus ídolos... De repente, la obra que había estado avanzando tan prósperamente fue interrumpida. Fueron enviados ángeles para anular los propósitos de los edificadores.
La torre había alcanzado una gran altura, y por ese motivo les era imposible a los trabajadores que estaban arriba comunicarse directamente con los de abajo; por lo tanto fueron colocados hombres en diferentes puntos para recibir y transmitir al siguiente las órdenes acerca del material que se necesitaba, u otras instrucciones tocante a la obra. Al pasar los mensajes de uno a otro, el lenguaje se les confundía de modo que pedían un material que no se necesitaba, y las instrucciones dadas eran a menudo contrarias a las recibidas. Esto produjo confusión y consternación. Toda la obra se detuvo. . .
Hasta esa época, todos los hombres habían hablado el mismo idioma; ahora los que podían entenderse se reunieron en grupos y unos tomaron un camino, y otros otro. "Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra". Esta dispersión obligó a los hombres a poblar la tierra, y el propósito de Dios se alcanzó por el medio empleado por ellos para evitarlo (Patriarcas y Profetas, pág. 113).
En nuestros días el Señor desea que su pueblo sea dispersado por toda la tierra. No deben colonizar. Jesús dijo: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (Testimonies, tomo 8, pág. 215). 44
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