sábado, 13 de febrero de 2021

14. “CUENTA REGRESIVA PARA SODOMA” (ABRAHAM) II. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Gén. 18: 16-33.

Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? . . . Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío. . . El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?  (Gén. 18: 23, 25).

Abraham había honrado a Dios, y el Señor le honró, haciéndole partícipe de sus consejos, y revelándole sus propósitos. "¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?" dijo el Señor... Y el hombre de fe intercedió en favor de los habitantes de Sodoma. Una vez los había salvado mediante su espada, ahora trató de salvarlos por medio de la oración...

Con profunda reverencia y humildad rogó. Siendo él mismo pecador, intercedió en favor de los pecadores. Semejante espíritu deben tener todos los que se acercan a Dios. Abraham manifestó la confianza de un niño que suplica a un padre a quien ama. Se aproximó al mensajero celestial, y fervientemente le hizo su petición. A pesar de que Lot habitaba en Sodoma, no participaba de la impiedad de sus habitantes. Abraham pensó que en aquella populosa ciudad debía haber otros adoradores del verdadero Dios... Abraham no imploró sólo una vez, sino muchas. Atreviéndose a más a medida que se le concedía lo pedido, persistió hasta que obtuvo la seguridad de que aunque hubiese allí sólo diez personas justas, la ciudad sería perdonada.

El amor hacia las almas a punto de perecer inspiraba la oración de Abraham.  Aunque detestaba los pecados de aquella ciudad corrompida, deseaba que los pecadores pudieran salvarse. Su profundo interés por Sodoma demuestra la ansiedad que debemos experimentar por los impíos. Debemos sentir odio hacia el pecado, y compasión y amor hacia el pecador. Por todas partes, en derredor nuestro, hay almas que van hacia una ruina tan desesperada y terrible como la que sobrecogió a Sodoma. Cada día termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del alcance de la misericordia. ¿Y dónde están las voces de amonestación y súplica que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los que con humildad y perseverante fe ruegan a Dios por ellos? (Patriarcas y Profetas, págs. 133-135). 52

 

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