Hijo mío, si los pecadores te quisieran engañar, no
consientas. (Prov. 1: 10).
Sansón tuvo, en el momento de peligro, la misma fuente
de fuerza que tuvo José. Pudo elegir entre el bien y el mal de acuerdo con su
deseo. Pero en vez de asirse de la fuerza de Dios, permitió que lo dominaran
las pasiones salvajes de su naturaleza. Las facultades de razonamiento estaban
pervertidas, la moral corrompida. Dios había llamado a Sansón a una posición de
gran responsabilidad, honor y utilidad; pero debía aprender a gobernar
aprendiendo primero a obedecer las leyes de Dios. José tenía libre albedrío. El
bien y el mal estaban delante de él. Podía elegir el camino de la pureza, la
santidad y el honor, o el camino de la inmoralidad y la degradación. Eligió el
camino correcto, y Dios lo aprobó. Sansón, bajo tentaciones similares que él
mismo había buscado, dio rienda suelta a la pasión. Descubrió que el camino que
había elegido terminaba en vergüenza, desastre y muerte. ¡Qué contraste con la
historia de José! (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1007).
El Señor en su Palabra ha dado instrucciones
precisas a su pueblo de no unirse con los que no tienen su amor y temor delante
de ellos. Tales compañeros rara vez estarán satisfechos con el amor y el
respeto que con justicia les correspondan. Constantemente buscarán obtener de
la esposa o el esposo temerosos de Dios algún favor que involucra un desprecio
de los requerimientos divinos. Para un hombre piadoso y para la iglesia a la
cual pertenezca, una esposa mundana o un amigo mundano es un espía en el
terreno, que buscará toda oportunidad de traicionar al siervo de Cristo, y
exponerlo al ataque del enemigo (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1006).
La historia de Sansón encierra una lección para
aquellos cuyos caracteres aún no están formados, que todavía no han entrado en
la etapa activa de la vida. Los jóvenes que ingresen en nuestros colegios y
escuelas encontraran allí todo tipo de mentalidades. Si desean diversión y tonterías,
si buscan rehuir a los buenos y unirse con los malos, tienen la oportunidad de
hacerlo.
El pecado y la justicia están frente a ellos y
deben elegir por sí mismos. Pero recuerden que "todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará" (Ibid pág. 1007).136
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvB82R0AOwjMNfRTLYsv9JL
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