viernes, 21 de mayo de 2021

21. “NINGUNA DISCULPA QUE HACER” (EL MINISTERIO DE SAMUEL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 12.

Y él les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mi mano. (1 Sam. 12: 5).

El anhelo insatisfecho de poder y ostentación mundanos es tan difícil de curar ahora como en los días de Samuel.

Los cristianos se esfuerzan por construir como construye el mundo, vestirse como se viste el mundo, imitar las costumbres y prácticas de los que adoran solamente al dios de este mundo. Las instrucciones de la Palabra de Dios, los consejos y amonestaciones de sus siervos, y aun las advertencias enviadas directamente desde su trono, parecen impotentes para vencer esta indigna ambición. 

Cuando el corazón está alejado de Dios, casi cualquier pretexto es suficiente para justificar un desconocimiento de su autoridad (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1013).

Rara vez se aprecia a los hombres más útiles. Con frecuencia los que han trabajado más activa y abnegadamente por su prójimo y que han sido instrumentos para obtener los mayores resultados, reciben como pago ingratitud y desdén. Cuando estos hombres se ven dejados a un lado y sus consejos desdeñados y despreciados, pueden sentir que están soportando una gran injusticia.  Pero aprendan del ejemplo de Samuel a no justificarse o vindicarse por sí mismos, a menos que el Espíritu de Dios los impulse claramente a un curso de acción tal (Ibid.).

El honor tributado al que concluye su obra es de mucho más valor que el aplauso y las congratulaciones que reciben los que apenas están comenzando sus deberes y que aún deben ser probados (Id., pág. 1014).

¿Cuántos hombres que hayan ocupado una posición de responsabilidad como la de ser jueces, pueden decir al jubilarse, refiriéndose a su integridad: "Quién de vosotros me convence de pecado? ¿Quién puede probar que me he apartado de la justicia para aceptar sobornos? Nunca he manchado mi reputación de hombre que hace juicio y justicia". ¿Quién hoy en día puede decir lo que dijo Samuel cuando se estaba despidiendo del pueblo de Israel, porque estaban decididos a tener un rey?. . . ¡Valiente, noble juez!  Pero es algo triste que un hombre completamente íntegro deba humillarse a hacer él mismo su propia defensa (Id., pág. 1014). 148

AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVthz1LUwlEutEq2CT7cW3WG

 

 

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