1 Sam. 14: 1-17.
Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven,
pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por
nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos. (1 Sam.
14: 6).
A causa del pecado de presunción cometido por Saúl
al prestar su sacrificio, el Señor no quiso darle el honor de vencer a los
filisteos. Jonatán, el hijo del rey, hombre que temía al Señor, fue escogido
como el instrumento que había de liberar a Israel. Movido por un impulso
divino, propuso a su escudero que hicieran un ataque secreto contra el
campamento del enemigo. . .
Juntos se retiraron secretamente del campamento, no fuese que sus propósitos encontraran oposición. Después de orar con fervor al Guía de sus padres, convinieron en una señal por medio de la cual determinarían su modo de proceder. . . Al aproximarse al fuerte filisteo, fueron vistos por sus enemigos, quienes exclamaron en tono insultante: "He aquí los hebreos, que salen de las cavernas en que se habían escondido", y los desafiaron diciéndoles: "Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa", con lo cual querían decir que castigarían a los dos israelitas por su atrevimiento.
Este reto era la señal que Jonatán y su compañero habían convenido en aceptar
como testimonio de que el Señor daría éxito a su empresa. Desapareciendo
entonces de la vista de los filisteos, y escogiendo un sendero secreto y
difícil, los guerreros se dirigieron a la cumbre de una peña que había sido
considerada inaccesible, y que no estaba muy resguardada. Penetraron así en el
campamento del enemigo, y mataron a los centinelas, que, abrumados por la
sorpresa y el temor, no ofrecieron resistencia alguna.
Los ángeles del cielo escudaron a Jonatán y a su
acompañante; pelearon a su lado, y los filisteos sucumbieron delante de ellos
(Patriarcas y Profetas, págs. 674, 675).
Estos dos hombres dieron evidencia de que estaban actuando bajo la influencia y el mandato de Alguien superior a un general humano. De acuerdo con las apariencias externas, esta aventura era temeraria, y contraria a todas las reglas militares.
Pero el acto de Jonatán no se llevó a
cabo a base de arrojo humano. No dependía de lo que él con su escudero pudieran
hacer; era el instrumento que Dios empleó en favor de su pueblo Israel (Hijos e
Hijas de Dios, pág. 210). 153
AUDIO:
https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvHzeTZHeg9LuyEsTpEZcLf
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