1 Sam. 2:
22-36.
La
iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con
ofrendas. (1 Sam. 3: 14).
Elí no
administró su casa de acuerdo con los reglamentos que Dios dio para el gobierno
de la familia. Siguió su propio juicio. . . Muchos están cometiendo ahora un
error semejante. Creen conocer una manera mejor de educar a sus hijos que la
indicada por Dios en su Palabra. Fomentan tendencias malas en ellos y se
excusan diciendo: "Son demasiado jóvenes para ser castigados. Esperemos
que sean mayores, y se pueda razonar con ellos". En esta forma se permite
que los malos hábitos se fortalezcan hasta convertirse en una segunda
naturaleza. Los niños crecen sin freno, con rasgos de carácter que serán una
maldición para ellos durante toda su vida, y que propenderán a reproducirse en
otros (Patriarcas y Profetas, págs. 625, 626).
En
contraste con la historia de la fidelidad de Abrahám, y las palabras de
alabanza dichas acerca de él, está el relato que nos habla de Elí, quien
mantuvo a sus hijos en el cargo mientras estaban cometiendo grandes
iniquidades. Aquí hay una lección para todos los padres. . . El mal, sin freno,
fue tolerado por Elí. El resultado fue un pecado que no sería expiado jamás, ni
con sacrificios ni con ofrendas (Carta 144, 1906).
Mientras
algunos yerran por el lado de la indebida severidad, Elí se fue al otro
extremo. . . Pasó por alto sus faltas cuando eran niños, y las excusó en los
días de su juventud. Las órdenes de los padres no eran tenidas en cuenta, y el
padre no exigía obediencia.
Los hijos
vieron que podían tomar las riendas y aprovecharon la oportunidad. A medida que
crecían en edad, iban perdiendo todo respeto por su padre apocado. Continuaron
en el pecado sin frenos. El los reconvenía, pero sus palabras eran desoídas.
Cometían diariamente pecados obscenos y crímenes repugnantes, hasta que el
Señor mismo visitó con juicio a los transgresores de su ley. . .
El mismo
Señor decretó que por los pecados de los hijos de Elí no se haría jamás
expiación mediante sacrificio u ofrenda. ¡Cuán grande, cuán lamentable, fue su
caída! Hombres sobre los que descansaban responsabilidades sagradas,
proscriptos, excluidos de la ley de misericordia por un Dios justo y santo (SDA
Bible Commentary, tomo 2, pág. 1009,1010).144
AUDIO:
https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVttBwS3S7g8RL-F2cPX4l2-
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