El que dice que permanece en él, debe andar
como él anduvo. (1 Juan 2:6).
En la vida del discípulo Juan se ejemplifica
la verdadera santificación. Durante los años de su íntima asociación con
Cristo, a menudo fue amonestado y prevenido por el Salvador, y aceptó sus
reprensiones. A medida que el carácter del divino Maestro se le manifestaba,
Juan vio sus propias deficiencias, y esta revelación le humilló. . . El poder y
la ternura, la majestad y la mansedumbre, la fuerza y la paciencia que vio en
la vida diaria del Hijo de Dios llenaron su alma de admiración.
Sometió su temperamento resentido y ambicioso
al poder modelador de Cristo, y el amor divino realizó en él una transformación
de carácter.
En notable contraste con la obra de santificación
realizada en la vida de Juan, está la experiencia de su condiscípulo Judas. . .
Juan luchó fervorosamente contra sus defectos; pero Judas violó su conciencia y
cedió a la tentación, ligándose con mayor seguridad a sus malos hábitos. . .
Juan y Judas representan a los que profesan
ser seguidores de Cristo.
Ambos discípulos tuvieron las mismas
oportunidades de estudiar y seguir al Modelo divino. Ambos estuvieron
íntimamente relacionados con Jesús y tuvieron el privilegio de escuchar sus
enseñanzas.
Cada uno poseía graves defectos de carácter. Y
ambos tuvieron acceso a la gracia divina que transforma el carácter. Pero
mientras uno en humildad aprendía de Jesús, el otro reveló que no era un
hacedor de la palabra, sino solamente un oidor.
El uno, destruyendo diariamente el yo y venciendo
al pecado, fue santificado por medio de la verdad; el otro, resistiendo al
poder transformador de la gracia y dando rienda suelta a sus deseos egoístas,
fue reducido a servidumbre por Satanás.
Semejante transformación de carácter como la
observada en la vida de Juan, es siempre resultado de la comunión con Cristo. Pueden
existir defectos notables en el carácter de una persona, pero cuando llega a
ser un verdadero discípulo de Cristo, el poder de la gracia divina le
transforma y santifica. Contemplando como por un espejo la gloria del Señor, es
transformado de gloria en gloria, hasta que llega a asemejarse a Aquel a quien
adora (Los Hechos de los Apóstoles, págs. 445, 446). 317
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario