Mat. 16:13-20.
Él les dijo: Y vosotros, ¿quién
decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente. (Mat. 16:15,16).
Desde el principio, Pedro había creído
que Jesús era el Mesías. Muchos otros que habían sido convencidos por la
predicación de Juan el Bautista y que habían aceptado a Cristo, empezaron a
dudar en cuanto a la misión de Juan cuando fue encarcelado y ejecutado; y ahora
dudaban que Jesús fuese el Mesías a quien habían esperado tanto tiempo. . .
Pero Pedro y sus compañeros no se
desviaron de su fidelidad. El curso vacilante de aquellos que ayer le alababan
y hoy le condenaban no destruyó la fe del verdadero seguidor del Salvador. . .
Pedro había expresado la fe de
los doce. Sin embargo, los discípulos distaban mucho de comprender la misión de
Cristo. La oposición y las mentiras de los sacerdotes y gobernantes, aun cuando
no podían apartarlos de Cristo, les causaban gran perplejidad. . .
De vez en cuando resplandecían sobre ellos los preciosos rayos de luz de Jesús; mas con frecuencia eran como hombres que andaban a tientas en medio de las sombras. Pero en ese día, antes que fuesen puestos frente a frente con la gran prueba de su fe, el Espíritu Santo descansó sobre ellos con poder. Por un corto tiempo sus ojos fueron apartados de "las cosas que se ven", para contemplar "las que no se ven".
Bajo el disfraz de la humanidad, discernieron la gloria del Hijo
de Dios. . .
La verdad que Pedro había
confesado es el fundamento de la fe del creyente. Es lo que Cristo mismo ha
declarado ser vida eterna. Pero la posesión de este conocimiento no era motivo
de engreimiento. No era por ninguna sabiduría o bondad propia de Pedro por lo
que le había sido revelada esa verdad.
Nunca puede la humanidad de por
sí alcanzar un conocimiento de lo divino. "Es más alto que los cielos:
¿qué harás? Es más profundo que el infierno: ¿cómo lo conocerás?"
Únicamente el espíritu de
adopción puede revelarnos las cosas profundas de Dios, que "ojo no vio, ni
oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano". "Pero a
nosotros nos las ha revelado Dios por medio de su Espíritu; porque el Espíritu
escudriña todas las cosas, y aun las cosas profundas de Dios" (DTG. 379, 380). 312
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
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