Mat. 26:31-35, 57,58, 69-75.
Así que, el que piensa estar firme, mire que
no caiga. (1 Cor. 10:12).
Cuando Cristo, la víspera de ser traicionado, amonestó de antemano a sus discípulos: "Todos seréis escandalizados en mí esta noche", Pedro le dijo confiadamente: "Aunque todos sean escandalizados, mas no yo".
Pedro no conocía el peligro que corría, y lo descarrió
la confianza propia. Se creyó capaz de resistir la tentación; pero pocas horas
después le vino la prueba, y con maldiciones y juramentos negó a su Señor
(Palabras de Vida del Gran Maestro, 139).
Pedro no había querido que fuese conocido su
verdadero carácter. Al asumir un aire de indiferencia, se había colocado en el
terreno del enemigo, y había caído fácil presa de la tentación. Si hubiese sido
llamado a pelear por su Maestro, habría sido un soldado valeroso; pero cuando
el dedo del escarnio le señaló, se mostró cobarde.
Muchos que no rehúyen una guerra activa por su
Señor, son impulsados por el ridículo a negar su fe. Asociándose con aquellos a
quienes debieran evitar, se colocan en el camino de la tentación.
Invitan al enemigo a tentarlos, y se ven
inducidos a decir y hacer lo que nunca harían en otras circunstancias. El
discípulo de Cristo que en nuestra época disfraza su fe por temor a sufrir
oprobio niega a su Señor tan realmente como lo negó Pedro en la sala del tribunal
(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 658).
Cuando el canto del gallo le hizo recordar las
palabras de Cristo, sorprendido y emocionado por lo que acababa de hacer, se
volvió y miró a su Maestro. En ese momento Cristo miró a Pedro, y éste se
comprendió a sí mismo ante la triste mirada, en la que se mezclaba la compasión
y el amor hacia él.
Salió y lloró amargamente, pues aquella mirada
de Cristo quebrantó su corazón. Pedro había llegado al punto de la conversión,
y amargamente se arrepintió de su pecado. . . Entonces desapareció su confianza
propia. Nunca más se repitieron sus antiguas aseveraciones jactanciosas. . .
Pedro cayó debido a su suficiencia propia; y
fue restablecido de nuevo debido a su arrepentimiento y humillación. Todo
pecador arrepentido puede encontrar estímulo en el relato de este caso
(Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 139-141). 322
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario