Hech. 10.
Tus oraciones y tus
limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a
Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobre nombre Pedro. Este posa en
casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo
que es necesario que hagas. (Hech. 10:4-6).
El carácter explícito
de estas indicaciones, en las que se nombraba hasta la ocupación del hombre en
cuya casa posaba Pedro, demuestra que el Cielo conoce la historia y los
quehaceres de los hombres de toda circunstancia de la vida. Dios está
familiarizado con la experiencia y el trabajo del más humilde obrero tanto como
con los del rey en su trono (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 109).
Mi corazón se enternece
mucho al ver el interés manifestado por el Señor en Cornelio. Este era hombre
de alta posición, oficial del ejército romano, pero seguía estrictamente toda
la luz que había recibido. El Señor le mandó un mensaje especial del cielo, y
en otro mensaje indicó a Pedro que le visitara y le diese luz (Joyas de los
Testimonios, tomo 2, pág 387).
Cornelio obedeció
gustosamente la orden decidida en visión. . . Así fue comunicado el Evangelio a
los que habían sido extraños, haciéndolos conciudadanos de los santos y
miembros de la familia de Dios. La conversión de Cornelio y su familia no fue
sino las primicias de una mies que se habían de cosechar. Comenzando con esta
familia, se llevó a cabo una extensa obra de gracia en esa ciudad pagana.
Hoy día Dios está buscando almas tanto entre los encumbrados como entre los humildes. Hay muchos hombres como Cornelio a quienes el Señor desea vincular con su obra en el mundo. Sus simpatías están como el pueblo del Señor, pero los vínculos que lo atan al mundo los retienen firmemente.
Decidirse por Cristo exige valor moral de
su parte. Debieran hacerse esfuerzos especiales por esas almas suyas
responsabilidades y asociaciones les hacen correr tan gran peligro (Los Hechos
de los Apóstoles, págs. 110, 103).
De la historia de
Cornelio aprendemos que Dios guiará a todo aquel que está dispuesto a ser
guiado. Guió a Cornelio. Ondeó el corazón de su siervo cuando éste oraba. Lo
preparó para recibir la luz de su verdad; y decidió iluminar la mente de
Cornelio por intermedio de uno que ya había recibido la luz de lo alto (En los
lugares Celestiales, pág. 324). 335
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
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